Secuencia Didactica. 3/3
Intenciones formativas.
Una concientizacion respecto a importancia, tanto individual como
colectiva que tiene la democracia en nuestro pais, es el principal logro
educativo al que se busca llegar por medio de la presente secuancia
didactica. Lo anterior solo será posible, por medio de la cobertura de
los siguientes objetivos formativos:
1. Conocer cuales son los principales eventos historicos que han
permitido a nuestro pais gozar de una vida democratica e igualitaria,
con especial enfasis en lo sucedido durante el siglo XX e inicios del
XXI
2. Adumir una postura de respeto y valoracion respecto a la democracia,
enfatizando a su vez la importancia que esta tiene para el centro
escolar, la comunidad, el municipio, la region y el pais.
3. Identificar de manera individual y colectiva, como se puede
fortalecer el espiritu democratico en los actores que integran tanto la
escuela, como en la comunidad, el municipio, la region y sobre todo, el
pais.
Competencias genéricas y atributos.
- Sustenta una postura personal sobre temas de interés y relevancia
general, considerando otros puntos de vista de manera critica y
reflexiva.
- Reconoce los propios prejuicios, modifica sus puntos de vista al
conocer nuevas evidencias, e integra nuevos conocimientos y perspectivas
al acervo con el que cuenta.
- Mantiene una actitud respetuosa hacia la interculturalidad y la diversidad de creencias, valores, ideas y practicas sociales.
- Reconoce que la diversidad tiene lugar en su espacio democrático de
igualdad y dignidad y derechos de todas las personas, y rechaza toda
forma de discriminación.
- Asume que el respeto de las diferencias es el principio de la
integración y convivencia en los contextos local, nacional e
internacional.
- Participa con una conciencia cívica y ética en la vida de su comunidad, región, México y el mundo.
- Toma decisiones a fin de contribuir a la equidad, bienestar y desarrollo democrático de la sociedad.
Competencias disciplinares.
- Evalúa las principales estratificaciones de una sociedad y las desigualdades que induce.
- Interpreta fenómenos actuales a partir del análisis de sus raíces históricas.
- Valora los vínculos entre la diversidad geográfica y la diversidad cultural.
j-brandoon
domingo, 6 de enero de 2013
Cierre. Sesion 13 (bloque 3)
Sesion 13
Cierre de la secuencia: los estudiantes y el docente discuten sobre
el contenido de las guías, los principales conocimientos generados
durante la secuencia didactica, y las dudas que aún persistan.
En la actualidad, se entiende que la democracia es un sistema que permite organizar un conjunto de individuos, en el cual el poder no radica en una sola persona sino que se distribuye entre todos los ciudadanos. Por lo tanto, las decisiones se toman según la opinión de la mayoría.
También se entiende como democracia al conjunto de reglas que determinan la conducta para una convivencia ordenada política y socialmente. Se podría decir que se trata de un estilo de vida cuyas bases se encuentran en el respeto a la dignidad humana, a la libertad y a los derechos de todos y cada uno de los miembros.
En la práctica, la democracia es una modalidad de gobierno y de organización de un Estado. Por medio de mecanismos de participación directa o indirecta, el pueblo selecciona a sus representantes. Se dice que la democracia constituye una opción de alcance social donde para la Ley todos los ciudadanos gozan de libertad y poseen los mismos derechos, y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales.
Las clasificaciones de gobierno impulsadas por Platón y Aristóteles aún perduran en su esencia. Mientras que la monarquía es el gobierno que se concentra en una única persona, la democracia es el gobierno “de la multitud” (Platón) o “de la mayoría” (Aristóteles).
Existen varios tipos de democracias. Cuando las decisiones son adoptadas en forma directa por el pueblo, se habla de democracia directa o pura; una democracia indirecta o representativa hace referencia al sistema donde las decisiones son tomadas por aquellas personas a los que el pueblo reconoce como sus representantes legítimos, los cuales son elegidos a través de un sufragio por todos los ciudadanos; y estamos frente a una democracia participativa cuando el modelo político permite que los ciudadanos se organicen para ejercer influencia directa sobre las decisiones públicas.
Esta secuencia es realizada para la ayuda de la sociedad, para crear una conciencia en cada uno de nosotros.
En la actualidad, se entiende que la democracia es un sistema que permite organizar un conjunto de individuos, en el cual el poder no radica en una sola persona sino que se distribuye entre todos los ciudadanos. Por lo tanto, las decisiones se toman según la opinión de la mayoría.
También se entiende como democracia al conjunto de reglas que determinan la conducta para una convivencia ordenada política y socialmente. Se podría decir que se trata de un estilo de vida cuyas bases se encuentran en el respeto a la dignidad humana, a la libertad y a los derechos de todos y cada uno de los miembros.
En la práctica, la democracia es una modalidad de gobierno y de organización de un Estado. Por medio de mecanismos de participación directa o indirecta, el pueblo selecciona a sus representantes. Se dice que la democracia constituye una opción de alcance social donde para la Ley todos los ciudadanos gozan de libertad y poseen los mismos derechos, y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales.
Las clasificaciones de gobierno impulsadas por Platón y Aristóteles aún perduran en su esencia. Mientras que la monarquía es el gobierno que se concentra en una única persona, la democracia es el gobierno “de la multitud” (Platón) o “de la mayoría” (Aristóteles).
Existen varios tipos de democracias. Cuando las decisiones son adoptadas en forma directa por el pueblo, se habla de democracia directa o pura; una democracia indirecta o representativa hace referencia al sistema donde las decisiones son tomadas por aquellas personas a los que el pueblo reconoce como sus representantes legítimos, los cuales son elegidos a través de un sufragio por todos los ciudadanos; y estamos frente a una democracia participativa cuando el modelo político permite que los ciudadanos se organicen para ejercer influencia directa sobre las decisiones públicas.
Esta secuencia es realizada para la ayuda de la sociedad, para crear una conciencia en cada uno de nosotros.
Sesion 8,9,10 & 11 (bloque 3)
Sesión 8, 9, 10 & 11
Presentación de los proyectos de los estudiantes. Al termino de la sesion 11, el doncente de apoyo de una comitiva de estudiantes, organizarán la invitación y la visita de un mienbro de IFE, para que aborde los siguientes temas con el grupo.
1) la vida democratica en Mexico.
2) La participacion juvenil rumbo al 2012
3) El papel del IFE en las elecciones federales.
1) la vida democratica en Mexico.
Conocer nuestra historia como sociedad es fundamental porque nos da raíces, nos enseña a identificar errores y aciertos, para no repetir aquéllos y aumentar estos últimos.
El presente trabajo iniciara con un análisis de las diferentes formas de gobierno que se dan en el Estado. Como primer punto tendremos una breve introducción a las formas de designación de gobernantes, para dar paso a la estructura gubernamental en México, sin dejar desapercibido las organizaciones políticas que se han establecido en nuestro país.
Es importante tener noción sobre la división de poderes en el Estado Mexicano, para así saber cuales son las funciones de cada uno, pues a partir de esta división es como se ejecuta el gobierno en nuestro país donde “primitivamente” tenemos un sistema Democrático.
Dentro de este trabajo se busca fincar bases para entender lo ocurrido en el periodo de transición de gobierno en el año 2000, donde verdaderamente hubo un ejercicio democrático y aunque los resultados no sean los verdaderamente esperados por parte del ejecutivo electo para el periodo 2000 - 2006, si se mostró a la ciudadanía mexicana y al mundo que en un país como el nuestro, en vías de desarrollo económico, la mentalidad popular va siendo más exigente y que requieren gobernantes que mejoren el desarrollo del país y de todos los mexicanos.
2) La participacion juvenil rumbo al 2012
Pensar la participación juvenil en el momento actual no puede estar desvinculada del proceso social y político que estamos viviendo. Sin pretender un análisis exhaustivo de la coyuntura, pensamos que existen tres grandes retos en los cuales se debe pensar la participación de los jóvenes. El primer reto consiste en la radicalización y consolidación de la democracia en el Perú, que asegure un cambio significativo respecto a la pasada década de dictadura (1981-1990) y a la década de democracia de baja intensidad (1990-2000). El segundo reto consiste en la reconstrucción los tejidos que articulan lo social con lo político y que en estos momentos se traduce por la impronta y fortalecimiento de la sociedad civil. Por último la necesidad de pensar el desarrollo a largo plazo que responda a los cambios económicos mundiales, pero también a los cambios culturales y los procesos sociales que venimos experimentando las sociedades latinoamericanas.
Muchos textos se han escrito sobre la participación y también sobre la participación juvenil se ha dicho, por ejemplo, que la participación debe ser un componente antes, durante y después de las políticas sociales; sin embargo, poco se ha avanzado en términos de propuestas concretas, de instrumentalización de la gestión pública y menos en la prácticas de participación en el Estado (salvo honrosas excepciones).
Ciertamente venimos de una dictadura que bloqueaba toda participación autónoma y restringía el debate ciudadano o siquiera la opinión sobre los asuntos públicos, lo cual explicaría el retrazo en materia de gestión pública juvenil. Lamentablemente, para muchos analistas, el retorno a la democracia de por sí plantea una voluntad política democrática distinta, que facilitaría la participación de los jóvenes en la vida política del país. Por mi parte, mi hipótesis es que la voluntad política no lo es todo.
Con las acciones de la primavera democrática del gobierno transitorio, estamos más convencidos de la necesidad de pensar la relación entre la tríada Estado-Sociedad-Sociedad Política de otro modo, y que la participación juvenil es clave para la reconstrucción de la clase política para fundar una nueva forma de hacer política, y por lo tanto, administrar el Estado.
Sin embargo, existen muchos factores que median entre la voluntad política y la participación juvenil que la hacen presa de la instrumentalización, del clientelismo, del prebendismo del juvenilismo. En el presente texto nos detendremos en algunos de estos factores, dejando para otra oportunidad un análisis más profundo. Finalmente ensayaremos algunas rutas por las cuales poder pensar la participación de los jóvenes en el escenario actual.
3) El papel del IFE en las elecciones federales.
El Instituto Federal Electoral (IFE) es el responsable de cumplir con la función estatal de organizar las elecciones federales de México, es decir, las relacionadas con la elección del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y de los Diputados y Senadores que integran el Congreso de la Unión. Es la máxima autoridad administrativa en la materia electoral en los Estados Unidos Mexicanos.
Técnicamente es un órgano constitucional autónomo pues, al igual que los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, nace directamente de la Constitución Política de México (fracción V del artículo 41). Atento a esa característica, es autónomo en sus decisiones y cuenta con patrimonio y personalidad jurídica propios. Inició sus operaciones el 11 de octubre de 1990.
En agosto del 2007 los diputados acordaron remover a los consejeros del IFE (consejeros electorales) y ampliar las facultades de fiscalización, así como nuevas atribuciones en materia de radio y televisión, respecto a la propaganda electoral.
Sesión 12.
La democracia en voz de los especialistas: Con la ayuda del especialista del IFE invitado, el grupo y el docente debatirán las ideas que este exponga de forma que se genere un diálogo entre todas las partes respecto a los temas a tratar.
Desde el punto de vista fundamentalista, la democracia es considerada hoy día como la forma más perfecta de gobierno, aquella que habría alcanzado la humanidad como una suerte de «destino manifiesto» en su camino al «Fin de la Historia». De tal suerte que no ser considerado demócrata o pertenecer a una sociedad no democrática es tanto como haber perdido la condición de hombre por vivir en una sociedad «degenerada», que sólo adoptando la forma democrática podría regenerarse. Sin embargo, la problemática de la democracia dista mucho de resolverse con una concepción tan simple y es necesario plantear a fondo el origen y desarrollo del término democracia, así como su lugar respecto a otras formas de gobierno históricamente dadas.
Presentación de los proyectos de los estudiantes. Al termino de la sesion 11, el doncente de apoyo de una comitiva de estudiantes, organizarán la invitación y la visita de un mienbro de IFE, para que aborde los siguientes temas con el grupo.
1) la vida democratica en Mexico.
2) La participacion juvenil rumbo al 2012
3) El papel del IFE en las elecciones federales.
1) la vida democratica en Mexico.
Conocer nuestra historia como sociedad es fundamental porque nos da raíces, nos enseña a identificar errores y aciertos, para no repetir aquéllos y aumentar estos últimos.
El presente trabajo iniciara con un análisis de las diferentes formas de gobierno que se dan en el Estado. Como primer punto tendremos una breve introducción a las formas de designación de gobernantes, para dar paso a la estructura gubernamental en México, sin dejar desapercibido las organizaciones políticas que se han establecido en nuestro país.
Es importante tener noción sobre la división de poderes en el Estado Mexicano, para así saber cuales son las funciones de cada uno, pues a partir de esta división es como se ejecuta el gobierno en nuestro país donde “primitivamente” tenemos un sistema Democrático.
Dentro de este trabajo se busca fincar bases para entender lo ocurrido en el periodo de transición de gobierno en el año 2000, donde verdaderamente hubo un ejercicio democrático y aunque los resultados no sean los verdaderamente esperados por parte del ejecutivo electo para el periodo 2000 - 2006, si se mostró a la ciudadanía mexicana y al mundo que en un país como el nuestro, en vías de desarrollo económico, la mentalidad popular va siendo más exigente y que requieren gobernantes que mejoren el desarrollo del país y de todos los mexicanos.
2) La participacion juvenil rumbo al 2012
Pensar la participación juvenil en el momento actual no puede estar desvinculada del proceso social y político que estamos viviendo. Sin pretender un análisis exhaustivo de la coyuntura, pensamos que existen tres grandes retos en los cuales se debe pensar la participación de los jóvenes. El primer reto consiste en la radicalización y consolidación de la democracia en el Perú, que asegure un cambio significativo respecto a la pasada década de dictadura (1981-1990) y a la década de democracia de baja intensidad (1990-2000). El segundo reto consiste en la reconstrucción los tejidos que articulan lo social con lo político y que en estos momentos se traduce por la impronta y fortalecimiento de la sociedad civil. Por último la necesidad de pensar el desarrollo a largo plazo que responda a los cambios económicos mundiales, pero también a los cambios culturales y los procesos sociales que venimos experimentando las sociedades latinoamericanas.
Muchos textos se han escrito sobre la participación y también sobre la participación juvenil se ha dicho, por ejemplo, que la participación debe ser un componente antes, durante y después de las políticas sociales; sin embargo, poco se ha avanzado en términos de propuestas concretas, de instrumentalización de la gestión pública y menos en la prácticas de participación en el Estado (salvo honrosas excepciones).
Ciertamente venimos de una dictadura que bloqueaba toda participación autónoma y restringía el debate ciudadano o siquiera la opinión sobre los asuntos públicos, lo cual explicaría el retrazo en materia de gestión pública juvenil. Lamentablemente, para muchos analistas, el retorno a la democracia de por sí plantea una voluntad política democrática distinta, que facilitaría la participación de los jóvenes en la vida política del país. Por mi parte, mi hipótesis es que la voluntad política no lo es todo.
Con las acciones de la primavera democrática del gobierno transitorio, estamos más convencidos de la necesidad de pensar la relación entre la tríada Estado-Sociedad-Sociedad Política de otro modo, y que la participación juvenil es clave para la reconstrucción de la clase política para fundar una nueva forma de hacer política, y por lo tanto, administrar el Estado.
Sin embargo, existen muchos factores que median entre la voluntad política y la participación juvenil que la hacen presa de la instrumentalización, del clientelismo, del prebendismo del juvenilismo. En el presente texto nos detendremos en algunos de estos factores, dejando para otra oportunidad un análisis más profundo. Finalmente ensayaremos algunas rutas por las cuales poder pensar la participación de los jóvenes en el escenario actual.
3) El papel del IFE en las elecciones federales.
El Instituto Federal Electoral (IFE) es el responsable de cumplir con la función estatal de organizar las elecciones federales de México, es decir, las relacionadas con la elección del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y de los Diputados y Senadores que integran el Congreso de la Unión. Es la máxima autoridad administrativa en la materia electoral en los Estados Unidos Mexicanos.
Técnicamente es un órgano constitucional autónomo pues, al igual que los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, nace directamente de la Constitución Política de México (fracción V del artículo 41). Atento a esa característica, es autónomo en sus decisiones y cuenta con patrimonio y personalidad jurídica propios. Inició sus operaciones el 11 de octubre de 1990.
En agosto del 2007 los diputados acordaron remover a los consejeros del IFE (consejeros electorales) y ampliar las facultades de fiscalización, así como nuevas atribuciones en materia de radio y televisión, respecto a la propaganda electoral.
Sesión 12.
La democracia en voz de los especialistas: Con la ayuda del especialista del IFE invitado, el grupo y el docente debatirán las ideas que este exponga de forma que se genere un diálogo entre todas las partes respecto a los temas a tratar.
Desde el punto de vista fundamentalista, la democracia es considerada hoy día como la forma más perfecta de gobierno, aquella que habría alcanzado la humanidad como una suerte de «destino manifiesto» en su camino al «Fin de la Historia». De tal suerte que no ser considerado demócrata o pertenecer a una sociedad no democrática es tanto como haber perdido la condición de hombre por vivir en una sociedad «degenerada», que sólo adoptando la forma democrática podría regenerarse. Sin embargo, la problemática de la democracia dista mucho de resolverse con una concepción tan simple y es necesario plantear a fondo el origen y desarrollo del término democracia, así como su lugar respecto a otras formas de gobierno históricamente dadas.
Desarrollo, Sesion 4,5,6 & 7 (bloque 3)
Sesión 4, 5, 6 & 7
Proyecto ''Democracia''. Los equipos, teniendo en cuenta la información indagada la sesión anterior, realizaran un proyecto de intervención democrática en el plantel.
La metodología a desarrollar será la siguiente:
a) Un análisis de su contexto y las necesidades en democracia que existen y que por medio de un proyecto de intervención se pueden subsanar. Algunas sugerencias temáticas son:
1) Participacion ciudadana o participacion social.
2) Ejercicio de la vida democratica de jovenes.
3) Movimientos ciudadanos.
4) Uso de la democracia para la solución de problemas de la vida cotidiana.
A estas temáticas se podrán sumar otras mas que los estudiantes consideren pertinentes realizar o que sean de su interés Las actividades No deberán bajo ningún medio o forma, apoyar a grupos o partidos políticos de manera directa o indirecta.
b) Los jóvenes deberán generar una propuesta del proyecto a desarrollar. Podrán auxiliarse de apoyo externo siempre y cuando el proyecto incida en su en su entorno próximo: escuela, comunidad o ciudad.
c) Intervención: los equipos llevarán a cabo su proyecto. Será vital que evalúen el estado inicial y el estado final de la personal o grupo de sujetos con quienes aplicaron el proyecto. Será necesario advertir que deberán utilizar diversos métodos de recolección de información. Se deberá enfatizar la importancia de utilizar evidencia que sustente el proyecto tanto el momento de exponer los principales logros.
d) Se elaborará un documento final que contenga los datos de presentación elementales, desarrollo, conclusiones y bibliografia del proyecto. Del mismo, se deberá elaborar una presentación para exponer el proyecto con el resto del grupo & el docente.
a) Un análisis de su contexto y las necesidades en democracia que existen y que por medio de un proyecto de intervención se pueden subsanar. Algunas sugerencias temáticas son:
1) Participación ciudadana o participación social.
2) Ejercicio de la vida democrática de jóvenes.
3) Movimientos ciudadanos.
4) Uso de la democracia para la solución de problemas de la vida cotidiana.
¿Qué es la democracia? Según Sartori, definir la democracia es importante porque establece qué cosa esperamos de la democracia, sin embargo, este tema no es tan simple como definir qué significa el vocablo porque basta saber que proviene del griego (kratos) que significa poder y (demos) pueblo.(Sartori, 2003) Por razones de practicidad utilizaremos un concepto universal que nos viene a mente cada vez que escuchamos la palabra y podríamos definir a la democracia entonces como el gobierno del pueblo en el que los ciudadanos eligen a sus representantes y en el que hay una relación de equidad y una interacción entre ciudadanos y representantes. En el caso de nuestro país pareciera asemejarse más a una poliarquía que a una democracia ya que a veces la participación del pueblo es un ideal imposible y sólo podemos alcanzar un sistema formal de selección de elites para las labores de gobierno. Como sabemos en nuestro país, los funcionarios públicos encargados de diseñar las políticas públicas (gobierno) trabajan bajo un régimen de presidencialismo en el que el pueblo elige una persona que desempeña la jefatura de estado de gobierno durante un periodo y todo esto se da a través de un orden jurídico que actúa sobre la población ubicada en un territorio determinado (estado) que a su vez es la fórmula que se utiliza para envestir de autoridad al gobierno y legitimar así su intervención en asuntos políticos, económicos, sociales, culturales, etc. que representan una sociedad.
b) Los jóvenes deberán generar una propuesta del proyecto a desarrollar. Podrán auxiliarse de apoyo externo siempre y cuando el proyecto incida en su en su entorno próximo: escuela, comunidad o ciudad.
La gran amenaza a la democracia no está hoy en las izquierdas o las derechas, como nos han repetido, desde sus distintas posiciones ideológicas, las dos extremas durante dos décadas. La gran amenaza está hoy en el avance del crimen organizado, en la inseguridad y en la pobreza. Mientras la democracia sea incapaz de resolver estos problemas, ¿por qué habrían de desearla los salvadoreños por encima de cualquier otro sistema?
Por supuesto, antes de esta pregunta habría que hacer otra: ¿Por qué no es capaz la democracia de resolver estos problemas? Y la primera respuesta lógica es: porque la democracia en El Salvador no se ejerce como se debe: como un sistema no solo representativo sino con reglas claras y respetadas, con instituciones y equilibrios y controles que permitan que el sistema funcione, que nadie abuse de él, que las instituciones y los funcionarios sirvan al Estado y no que se sirvan de él, que el Estado tenga suficientes recursos para garantizar los servicios básicos de los más necesitados y no que carezca de ellos por dejarles más a quienes más tienen. Y por eso es que se necesitan instituciones sólidas y controles aún más fuertes, porque no se puede pretender que la democracia funcione si depende de la voluntad y la buena conciencia de los funcionarios o de los ciudadanos.
Hoy la democracia importa muy poco para aquellos salvadoreños afectados por el hambre, la enfermedad y la miseria; o porque su barrio es dominado por grupos de crimen organizado llamados ahora pandillas o maras que amenazan con violar a sus hijas o matarlos cuando regresan del trabajo. Hoy la democracia importa tan, pero tan poco, en comparación con estos problemas, que algunos incluso se expresan dispuestos a ceder a tentaciones autoritarias.
Casi la mitad de los encuestados dicen estar dispuestos a apoyar un cambio de gobierno por la fuerza, en manos de militares, si los gobiernos civiles no son capaces de solucionar sus problemas.
Es esta la gran debilidad de la democracia salvadoreña: su incapacidad para resolver problemas fundamentales, y por tanto nutre, con las desesperanzas de los ciudadanos, los espejismos autoritarios.
Los resultados de esta encuesta deberían ser una campanada al sistema político. Si no aceleran la consolidación institucional y demuestran voluntad política para priorizar la solución de las demandas básicas de la ciudadanía; si no depuran sus propias filas y aceleran la depuración de todas las instituciones; si no se unen en torno a las cuatro prioridades nacionales (seguridad, empleo, salud, educación) y trabajan para que el Estado tenga capacidad financiera e institucional para atenderlas con efectividad, entonces el país corre el riesgo de abrir espacios a caciques y aventureros, que en nombre de la defensa del pueblo cancelen garantías, derechos y atropellen una democracia que es más útil de lo que ha demostrado hasta hoy.
Y con el acelerado avance del crimen organizado nos acercamos también rápidamente a esa encrucijada: o consolidamos el Estado o dejamos que alguien lo destruya, en nombre de la patria, aprovechándose de la desesperación ciudadana, que ya ha dicho claramente que no cree en la democracia si ésta no satisface sus demandas más urgentes.
c) Intervención: los equipos llevarán a cabo su proyecto. Será vital que evalúen el estado inicial y el estado final de la personal o grupo de sujetos con quienes aplicaron el proyecto. Será necesario advertir que deberán utilizar diversos métodos de recolección de información. Se deberá enfatizar la importancia de utilizar evidencia que sustente el proyecto tanto el momento de exponer los principales logros.
Sesion 3 (bloque 3)
¿Qué es la democracia?
sesion 3
La democracia, es el aquel sistema de gobierno, en el cual la soberanía del poder reside y está sustentada, en pueblo. Es éste, por medio de elecciones directas o indirectas, quien elige las principales autoridades del país. Asimismo, es el pueblo, quien puede cambiar o ratificar a estas mismas autoridades, en las siguientes elecciones populares. Por este motivo los griegos hablaban de la democracia, como el gobierno del pueblo; de hecho este es su significado literal.
Es así, como se puede conformar una democracia directa, donde el pueblo es quien toma todas las decisiones ejecutivas y legislativas, o la democracia representativa, donde le pueblo por medio de votación popular escoge las autoridades que representarán a la ciudadanía, en la toma de decisiones.
sesion 3
La democracia, es el aquel sistema de gobierno, en el cual la soberanía del poder reside y está sustentada, en pueblo. Es éste, por medio de elecciones directas o indirectas, quien elige las principales autoridades del país. Asimismo, es el pueblo, quien puede cambiar o ratificar a estas mismas autoridades, en las siguientes elecciones populares. Por este motivo los griegos hablaban de la democracia, como el gobierno del pueblo; de hecho este es su significado literal.
Es así, como se puede conformar una democracia directa, donde el pueblo es quien toma todas las decisiones ejecutivas y legislativas, o la democracia representativa, donde le pueblo por medio de votación popular escoge las autoridades que representarán a la ciudadanía, en la toma de decisiones.
Sesion 2 (bloque3 )
Instituciones de la democracia.
Sesion 2
Formas políticas a través de las cuales llega a ejercer el pueblo una influencia y control en la vida del gobierno. Las i.d. se interrelacionan, dentro de un orden político democrático, de forma que la división de funciones impida la concentración de poder en una sola i. Los principios básicos en que descansan las i. d. son: a) la representación popular, b) la separación de poderes, y c) la legalidad y jerarquía de las normas.
Por el principio de representación (V. REPRESENTACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA), el orden institucional democrático tiende a evitar la concentración y la dispersión extrema del poder. Separación o autonomía relativas de las estructuras segmentarias de poder, formación de asociaciones múltiples organizadas voluntaria e independientemente y amplia movilidad entre las estructuras ocupacionales y de clase, constituyen el transfondo social sobre el que operan las i.d. El Estado tiende así a convertirse en un centro de poder en medio de una pluralidad de centros. La concepción filosófico-jurídica liberal ve con recelo la acumulación de poder en manos del Estado e intenta limitar su actividad, separando y restringiendo sus funciones políticas. Se establece con ello una cierta oposición entre los principios de autoridad y de libertad, entendida ésta, principalmente, como el juego libre de opinión y asociación. Un poder político (v.) relativamente débil es visto como la garantía de las libertades individuales.
Cuando Max Weber caracteriza la democracia como «una minimización del poder», ha de postular en sus i.: 1) la prevención contra el desarrollo de un grupo de status cerrado de funcionarios políticos, en interés de la accesibilidad universal del poder; y 2) la minimización de la autoridad del cuerpo de funcionarios políticos, en interés de la expansión de la esfera de influencia de la opinión pública (Essays in Sociology, Nueva York 1947, 226).
La crítica democrático-liberal acentúa la necesidad del cambio de los dirigentes, a través de la libre competencia por el soporte popular expresado por la opinión pública (v.) y el voto (v.). El modo en que se organiza esa opinión pública e influye sobre la política del gobierno varía en intensidad y eficacia según el tipo de i. establecidas. El principio de representación, base de las modernas i. d., se halla ausente en las formas de democracia directa que posibilitan el ejercicio de las funciones públicas por el pueblo. Tal es el caso en que dichas funciones se llevan a cabo por una asamblea abierta o general, integrada por la totalidad de los ciudadanos con derechos políticos (V. DIRECTORIAL, RÉGIMEN). La Asamblea general del pueblo fue una de las i. básicas de Atenas, y constituía una especie de Parlamento, abierto todos los días a todos los ciudadanos, a quienes correspondían las decisiones más importantes. Una i. semejante se encuentra en las reuniones anuales de los Landsgemeinde suizos (Glaris, Appenzell, Unterwald), y en la práctica de algunos municipios estadounidenses.
Aparte de la Asamblea general, son formas propias de la democracia directa:
1) El referéndum (v.), institución que permite el apoyo o rechazo de las decisiones del poder legislativo ordinario en sus distintas formas: a) obligatorio, es decir, prescrito constitucionalmente como requisito para la validez de determinados actos legislativos; b) facultativo, si su iniciativa depende de una autoridad determinada; c) de ratificación, si la norma requiere para convertirse en ley una previa sanción del cuerpo electoral; d) consultivo, cuyos resultados no tienen fuerza vinculante. Las formas a) y b) atienden a su fundamento jurídico, las c) y d) a su eficacia. (M. García Pelayo, Derecho Constitucional Comparado, Madrid 1961, 183).
2) La iniciativa, que permite a un sector del cuerpo electoral exigir que una determinada acción legislativa sea sometida a consulta popular (referéndum).
3) El plebiscito (v.), por el cual el cuerpo de electores expresa su opinión acerca de un acto constitucional o gubernamental.
4) La revocación (recall), procedimiento que permite a un número prescrito de votantes solicitar la celebración de una elección especial a fin de destituir un funcionario electo antes que expire el tiempo de su mandato.
5) El veto, derecho de una fracción del electorado a someter a consulta popular una ley ya establecida.
La impracticabilidad del ejercicio de la democracia directa en comunidades políticas extensas impondría en la mayor parte de las democracias modernas el sistema de representación. Gobierno representativo es aquel en que el pueblo ejerce de forma mediata las funciones públicas, a través de sus representantes. Elemento básico de la democracia indirecta es el sufragio (v.). La elección de los gobernantes por los gobernados opera a través de la figura del mandato, bien sea imperativo (ajuste a las instrucciones de los electores y revocabilidad de los electos) o bien representativo (forma en que los elegidos gozan de una mayor flexibilidad de acción en el desarrollo del mandato). En época reciente, la organización de la opinión pública a través de los partidos (v.) aparece como uno de los elementos fundamentales del sistema democrático. Su constitucionalidad es el rasgo que separa el partido de una mera facción política. «En su intento de ganarse al público, subraya MacIver, y pese a los modos poco escrupulosos con que pueda hacer sus llamamientos, el partido hace operable el sistema democrático. Es el medio por el que la opinión pública se convierte en política pública» (R. MacIver, The Web of Government, Nueva York 1965, 159-160).
Desde una perspectiva funcionalista, las i. de representación hacen posible un cierto equilibrio entre los extremos de la dispersión excesiva y de la concentración de poder (cfr. H. Lasswell-A. Kaplan, Power and Society. A Framework for Political Inquiry, New Haven-Londres 1963, 161-169).
El principio de la separación de poderes, integrado en las constituciones democráticas y recogido en la Declaración de los derechos del hombre (art. 16), postula la división funcional en los órganos de gobierno. A tenor de este principio se distinguen la función legislativa, consistente en la elaboración de las leyes por el Parlamento; la función ejecutiva, o aplicación de las leyes por el Gobierno; y la función jurisdiccional, cuyo objeto es dirimir los litigios derivados de la aplicación de la ley. La concepción filosófico-jurídica de la separación de los tres poderes, cuyos expositores fundamentales han sido Locke (v.) y Montesquieu (v.), se propone como objetivo el debilitamiento de los gobernantes, haciendo que se limiten recíprocamente. Ello comporta, subraya Duverger: «l) la separación del Parlamento frente al Gobierno, que afecta a los gobernantes en el sentido amplio del término, y 2) la separación de las jurisdicciones con relación a estos gobernantes, que permite su control por jueces independientes» (o. c. en bibl. 178). La crítica moderna destaca, frente a la formulación clásica del sistema constitucional de frenos y contrapesos (separación de poderes) el papel pluralista de grupos cuyos intereses se neutralizan socialmente (W. Kornhauser, The Politics of Mass Society, Glencoe, Illinois, 1959, 130).
El principio de legalidad (v.), último de los soportes de la estructura institucional democrática, implica el sometimiento de las decisiones del ejecutivo (actos gubernamentales y de la Administración) a las leyes, la jerarquización de las normas y, eventualmente, el recurso a la constitucionalidad de toda ley.
Sesion 2
Formas políticas a través de las cuales llega a ejercer el pueblo una influencia y control en la vida del gobierno. Las i.d. se interrelacionan, dentro de un orden político democrático, de forma que la división de funciones impida la concentración de poder en una sola i. Los principios básicos en que descansan las i. d. son: a) la representación popular, b) la separación de poderes, y c) la legalidad y jerarquía de las normas.
Por el principio de representación (V. REPRESENTACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA), el orden institucional democrático tiende a evitar la concentración y la dispersión extrema del poder. Separación o autonomía relativas de las estructuras segmentarias de poder, formación de asociaciones múltiples organizadas voluntaria e independientemente y amplia movilidad entre las estructuras ocupacionales y de clase, constituyen el transfondo social sobre el que operan las i.d. El Estado tiende así a convertirse en un centro de poder en medio de una pluralidad de centros. La concepción filosófico-jurídica liberal ve con recelo la acumulación de poder en manos del Estado e intenta limitar su actividad, separando y restringiendo sus funciones políticas. Se establece con ello una cierta oposición entre los principios de autoridad y de libertad, entendida ésta, principalmente, como el juego libre de opinión y asociación. Un poder político (v.) relativamente débil es visto como la garantía de las libertades individuales.
Cuando Max Weber caracteriza la democracia como «una minimización del poder», ha de postular en sus i.: 1) la prevención contra el desarrollo de un grupo de status cerrado de funcionarios políticos, en interés de la accesibilidad universal del poder; y 2) la minimización de la autoridad del cuerpo de funcionarios políticos, en interés de la expansión de la esfera de influencia de la opinión pública (Essays in Sociology, Nueva York 1947, 226).
La crítica democrático-liberal acentúa la necesidad del cambio de los dirigentes, a través de la libre competencia por el soporte popular expresado por la opinión pública (v.) y el voto (v.). El modo en que se organiza esa opinión pública e influye sobre la política del gobierno varía en intensidad y eficacia según el tipo de i. establecidas. El principio de representación, base de las modernas i. d., se halla ausente en las formas de democracia directa que posibilitan el ejercicio de las funciones públicas por el pueblo. Tal es el caso en que dichas funciones se llevan a cabo por una asamblea abierta o general, integrada por la totalidad de los ciudadanos con derechos políticos (V. DIRECTORIAL, RÉGIMEN). La Asamblea general del pueblo fue una de las i. básicas de Atenas, y constituía una especie de Parlamento, abierto todos los días a todos los ciudadanos, a quienes correspondían las decisiones más importantes. Una i. semejante se encuentra en las reuniones anuales de los Landsgemeinde suizos (Glaris, Appenzell, Unterwald), y en la práctica de algunos municipios estadounidenses.
Aparte de la Asamblea general, son formas propias de la democracia directa:
1) El referéndum (v.), institución que permite el apoyo o rechazo de las decisiones del poder legislativo ordinario en sus distintas formas: a) obligatorio, es decir, prescrito constitucionalmente como requisito para la validez de determinados actos legislativos; b) facultativo, si su iniciativa depende de una autoridad determinada; c) de ratificación, si la norma requiere para convertirse en ley una previa sanción del cuerpo electoral; d) consultivo, cuyos resultados no tienen fuerza vinculante. Las formas a) y b) atienden a su fundamento jurídico, las c) y d) a su eficacia. (M. García Pelayo, Derecho Constitucional Comparado, Madrid 1961, 183).
2) La iniciativa, que permite a un sector del cuerpo electoral exigir que una determinada acción legislativa sea sometida a consulta popular (referéndum).
3) El plebiscito (v.), por el cual el cuerpo de electores expresa su opinión acerca de un acto constitucional o gubernamental.
4) La revocación (recall), procedimiento que permite a un número prescrito de votantes solicitar la celebración de una elección especial a fin de destituir un funcionario electo antes que expire el tiempo de su mandato.
5) El veto, derecho de una fracción del electorado a someter a consulta popular una ley ya establecida.
La impracticabilidad del ejercicio de la democracia directa en comunidades políticas extensas impondría en la mayor parte de las democracias modernas el sistema de representación. Gobierno representativo es aquel en que el pueblo ejerce de forma mediata las funciones públicas, a través de sus representantes. Elemento básico de la democracia indirecta es el sufragio (v.). La elección de los gobernantes por los gobernados opera a través de la figura del mandato, bien sea imperativo (ajuste a las instrucciones de los electores y revocabilidad de los electos) o bien representativo (forma en que los elegidos gozan de una mayor flexibilidad de acción en el desarrollo del mandato). En época reciente, la organización de la opinión pública a través de los partidos (v.) aparece como uno de los elementos fundamentales del sistema democrático. Su constitucionalidad es el rasgo que separa el partido de una mera facción política. «En su intento de ganarse al público, subraya MacIver, y pese a los modos poco escrupulosos con que pueda hacer sus llamamientos, el partido hace operable el sistema democrático. Es el medio por el que la opinión pública se convierte en política pública» (R. MacIver, The Web of Government, Nueva York 1965, 159-160).
Desde una perspectiva funcionalista, las i. de representación hacen posible un cierto equilibrio entre los extremos de la dispersión excesiva y de la concentración de poder (cfr. H. Lasswell-A. Kaplan, Power and Society. A Framework for Political Inquiry, New Haven-Londres 1963, 161-169).
El principio de la separación de poderes, integrado en las constituciones democráticas y recogido en la Declaración de los derechos del hombre (art. 16), postula la división funcional en los órganos de gobierno. A tenor de este principio se distinguen la función legislativa, consistente en la elaboración de las leyes por el Parlamento; la función ejecutiva, o aplicación de las leyes por el Gobierno; y la función jurisdiccional, cuyo objeto es dirimir los litigios derivados de la aplicación de la ley. La concepción filosófico-jurídica de la separación de los tres poderes, cuyos expositores fundamentales han sido Locke (v.) y Montesquieu (v.), se propone como objetivo el debilitamiento de los gobernantes, haciendo que se limiten recíprocamente. Ello comporta, subraya Duverger: «l) la separación del Parlamento frente al Gobierno, que afecta a los gobernantes en el sentido amplio del término, y 2) la separación de las jurisdicciones con relación a estos gobernantes, que permite su control por jueces independientes» (o. c. en bibl. 178). La crítica moderna destaca, frente a la formulación clásica del sistema constitucional de frenos y contrapesos (separación de poderes) el papel pluralista de grupos cuyos intereses se neutralizan socialmente (W. Kornhauser, The Politics of Mass Society, Glencoe, Illinois, 1959, 130).
El principio de legalidad (v.), último de los soportes de la estructura institucional democrática, implica el sometimiento de las decisiones del ejecutivo (actos gubernamentales y de la Administración) a las leyes, la jerarquización de las normas y, eventualmente, el recurso a la constitucionalidad de toda ley.
Instituciones de la democracia.
Sesion 2
Formas políticas a través de las cuales llega a ejercer el pueblo una influencia y control en la vida del gobierno. Las i.d. se interrelacionan, dentro de un orden político democrático, de forma que la división de funciones impida la concentración de poder en una sola i. Los principios básicos en que descansan las i. d. son: a) la representación popular, b) la separación de poderes, y c) la legalidad y jerarquía de las normas.
Por el principio de representación (V. REPRESENTACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA), el orden institucional democrático tiende a evitar la concentración y la dispersión extrema del poder. Separación o autonomía relativas de las estructuras segmentarias de poder, formación de asociaciones múltiples organizadas voluntaria e independientemente y amplia movilidad entre las estructuras ocupacionales y de clase, constituyen el transfondo social sobre el que operan las i.d. El Estado tiende así a convertirse en un centro de poder en medio de una pluralidad de centros. La concepción filosófico-jurídica liberal ve con recelo la acumulación de poder en manos del Estado e intenta limitar su actividad, separando y restringiendo sus funciones políticas. Se establece con ello una cierta oposición entre los principios de autoridad y de libertad, entendida ésta, principalmente, como el juego libre de opinión y asociación. Un poder político (v.) relativamente débil es visto como la garantía de las libertades individuales.
Cuando Max Weber caracteriza la democracia como «una minimización del poder», ha de postular en sus i.: 1) la prevención contra el desarrollo de un grupo de status cerrado de funcionarios políticos, en interés de la accesibilidad universal del poder; y 2) la minimización de la autoridad del cuerpo de funcionarios políticos, en interés de la expansión de la esfera de influencia de la opinión pública (Essays in Sociology, Nueva York 1947, 226).
La crítica democrático-liberal acentúa la necesidad del cambio de los dirigentes, a través de la libre competencia por el soporte popular expresado por la opinión pública (v.) y el voto (v.). El modo en que se organiza esa opinión pública e influye sobre la política del gobierno varía en intensidad y eficacia según el tipo de i. establecidas. El principio de representación, base de las modernas i. d., se halla ausente en las formas de democracia directa que posibilitan el ejercicio de las funciones públicas por el pueblo. Tal es el caso en que dichas funciones se llevan a cabo por una asamblea abierta o general, integrada por la totalidad de los ciudadanos con derechos políticos (V. DIRECTORIAL, RÉGIMEN). La Asamblea general del pueblo fue una de las i. básicas de Atenas, y constituía una especie de Parlamento, abierto todos los días a todos los ciudadanos, a quienes correspondían las decisiones más importantes. Una i. semejante se encuentra en las reuniones anuales de los Landsgemeinde suizos (Glaris, Appenzell, Unterwald), y en la práctica de algunos municipios estadounidenses.
Aparte de la Asamblea general, son formas propias de la democracia directa:
1) El referéndum (v.), institución que permite el apoyo o rechazo de las decisiones del poder legislativo ordinario en sus distintas formas: a) obligatorio, es decir, prescrito constitucionalmente como requisito para la validez de determinados actos legislativos; b) facultativo, si su iniciativa depende de una autoridad determinada; c) de ratificación, si la norma requiere para convertirse en ley una previa sanción del cuerpo electoral; d) consultivo, cuyos resultados no tienen fuerza vinculante. Las formas a) y b) atienden a su fundamento jurídico, las c) y d) a su eficacia. (M. García Pelayo, Derecho Constitucional Comparado, Madrid 1961, 183).
2) La iniciativa, que permite a un sector del cuerpo electoral exigir que una determinada acción legislativa sea sometida a consulta popular (referéndum).
3) El plebiscito (v.), por el cual el cuerpo de electores expresa su opinión acerca de un acto constitucional o gubernamental.
4) La revocación (recall), procedimiento que permite a un número prescrito de votantes solicitar la celebración de una elección especial a fin de destituir un funcionario electo antes que expire el tiempo de su mandato.
5) El veto, derecho de una fracción del electorado a someter a consulta popular una ley ya establecida.
La impracticabilidad del ejercicio de la democracia directa en comunidades políticas extensas impondría en la mayor parte de las democracias modernas el sistema de representación. Gobierno representativo es aquel en que el pueblo ejerce de forma mediata las funciones públicas, a través de sus representantes. Elemento básico de la democracia indirecta es el sufragio (v.). La elección de los gobernantes por los gobernados opera a través de la figura del mandato, bien sea imperativo (ajuste a las instrucciones de los electores y revocabilidad de los electos) o bien representativo (forma en que los elegidos gozan de una mayor flexibilidad de acción en el desarrollo del mandato). En época reciente, la organización de la opinión pública a través de los partidos (v.) aparece como uno de los elementos fundamentales del sistema democrático. Su constitucionalidad es el rasgo que separa el partido de una mera facción política. «En su intento de ganarse al público, subraya MacIver, y pese a los modos poco escrupulosos con que pueda hacer sus llamamientos, el partido hace operable el sistema democrático. Es el medio por el que la opinión pública se convierte en política pública» (R. MacIver, The Web of Government, Nueva York 1965, 159-160).
Desde una perspectiva funcionalista, las i. de representación hacen posible un cierto equilibrio entre los extremos de la dispersión excesiva y de la concentración de poder (cfr. H. Lasswell-A. Kaplan, Power and Society. A Framework for Political Inquiry, New Haven-Londres 1963, 161-169).
El principio de la separación de poderes, integrado en las constituciones democráticas y recogido en la Declaración de los derechos del hombre (art. 16), postula la división funcional en los órganos de gobierno. A tenor de este principio se distinguen la función legislativa, consistente en la elaboración de las leyes por el Parlamento; la función ejecutiva, o aplicación de las leyes por el Gobierno; y la función jurisdiccional, cuyo objeto es dirimir los litigios derivados de la aplicación de la ley. La concepción filosófico-jurídica de la separación de los tres poderes, cuyos expositores fundamentales han sido Locke (v.) y Montesquieu (v.), se propone como objetivo el debilitamiento de los gobernantes, haciendo que se limiten recíprocamente. Ello comporta, subraya Duverger: «l) la separación del Parlamento frente al Gobierno, que afecta a los gobernantes en el sentido amplio del término, y 2) la separación de las jurisdicciones con relación a estos gobernantes, que permite su control por jueces independientes» (o. c. en bibl. 178). La crítica moderna destaca, frente a la formulación clásica del sistema constitucional de frenos y contrapesos (separación de poderes) el papel pluralista de grupos cuyos intereses se neutralizan socialmente (W. Kornhauser, The Politics of Mass Society, Glencoe, Illinois, 1959, 130).
El principio de legalidad (v.), último de los soportes de la estructura institucional democrática, implica el sometimiento de las decisiones del ejecutivo (actos gubernamentales y de la Administración) a las leyes, la jerarquización de las normas y, eventualmente, el recurso a la constitucionalidad de toda ley.
Sesion 2
Formas políticas a través de las cuales llega a ejercer el pueblo una influencia y control en la vida del gobierno. Las i.d. se interrelacionan, dentro de un orden político democrático, de forma que la división de funciones impida la concentración de poder en una sola i. Los principios básicos en que descansan las i. d. son: a) la representación popular, b) la separación de poderes, y c) la legalidad y jerarquía de las normas.
Por el principio de representación (V. REPRESENTACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA), el orden institucional democrático tiende a evitar la concentración y la dispersión extrema del poder. Separación o autonomía relativas de las estructuras segmentarias de poder, formación de asociaciones múltiples organizadas voluntaria e independientemente y amplia movilidad entre las estructuras ocupacionales y de clase, constituyen el transfondo social sobre el que operan las i.d. El Estado tiende así a convertirse en un centro de poder en medio de una pluralidad de centros. La concepción filosófico-jurídica liberal ve con recelo la acumulación de poder en manos del Estado e intenta limitar su actividad, separando y restringiendo sus funciones políticas. Se establece con ello una cierta oposición entre los principios de autoridad y de libertad, entendida ésta, principalmente, como el juego libre de opinión y asociación. Un poder político (v.) relativamente débil es visto como la garantía de las libertades individuales.
Cuando Max Weber caracteriza la democracia como «una minimización del poder», ha de postular en sus i.: 1) la prevención contra el desarrollo de un grupo de status cerrado de funcionarios políticos, en interés de la accesibilidad universal del poder; y 2) la minimización de la autoridad del cuerpo de funcionarios políticos, en interés de la expansión de la esfera de influencia de la opinión pública (Essays in Sociology, Nueva York 1947, 226).
La crítica democrático-liberal acentúa la necesidad del cambio de los dirigentes, a través de la libre competencia por el soporte popular expresado por la opinión pública (v.) y el voto (v.). El modo en que se organiza esa opinión pública e influye sobre la política del gobierno varía en intensidad y eficacia según el tipo de i. establecidas. El principio de representación, base de las modernas i. d., se halla ausente en las formas de democracia directa que posibilitan el ejercicio de las funciones públicas por el pueblo. Tal es el caso en que dichas funciones se llevan a cabo por una asamblea abierta o general, integrada por la totalidad de los ciudadanos con derechos políticos (V. DIRECTORIAL, RÉGIMEN). La Asamblea general del pueblo fue una de las i. básicas de Atenas, y constituía una especie de Parlamento, abierto todos los días a todos los ciudadanos, a quienes correspondían las decisiones más importantes. Una i. semejante se encuentra en las reuniones anuales de los Landsgemeinde suizos (Glaris, Appenzell, Unterwald), y en la práctica de algunos municipios estadounidenses.
Aparte de la Asamblea general, son formas propias de la democracia directa:
1) El referéndum (v.), institución que permite el apoyo o rechazo de las decisiones del poder legislativo ordinario en sus distintas formas: a) obligatorio, es decir, prescrito constitucionalmente como requisito para la validez de determinados actos legislativos; b) facultativo, si su iniciativa depende de una autoridad determinada; c) de ratificación, si la norma requiere para convertirse en ley una previa sanción del cuerpo electoral; d) consultivo, cuyos resultados no tienen fuerza vinculante. Las formas a) y b) atienden a su fundamento jurídico, las c) y d) a su eficacia. (M. García Pelayo, Derecho Constitucional Comparado, Madrid 1961, 183).
2) La iniciativa, que permite a un sector del cuerpo electoral exigir que una determinada acción legislativa sea sometida a consulta popular (referéndum).
3) El plebiscito (v.), por el cual el cuerpo de electores expresa su opinión acerca de un acto constitucional o gubernamental.
4) La revocación (recall), procedimiento que permite a un número prescrito de votantes solicitar la celebración de una elección especial a fin de destituir un funcionario electo antes que expire el tiempo de su mandato.
5) El veto, derecho de una fracción del electorado a someter a consulta popular una ley ya establecida.
La impracticabilidad del ejercicio de la democracia directa en comunidades políticas extensas impondría en la mayor parte de las democracias modernas el sistema de representación. Gobierno representativo es aquel en que el pueblo ejerce de forma mediata las funciones públicas, a través de sus representantes. Elemento básico de la democracia indirecta es el sufragio (v.). La elección de los gobernantes por los gobernados opera a través de la figura del mandato, bien sea imperativo (ajuste a las instrucciones de los electores y revocabilidad de los electos) o bien representativo (forma en que los elegidos gozan de una mayor flexibilidad de acción en el desarrollo del mandato). En época reciente, la organización de la opinión pública a través de los partidos (v.) aparece como uno de los elementos fundamentales del sistema democrático. Su constitucionalidad es el rasgo que separa el partido de una mera facción política. «En su intento de ganarse al público, subraya MacIver, y pese a los modos poco escrupulosos con que pueda hacer sus llamamientos, el partido hace operable el sistema democrático. Es el medio por el que la opinión pública se convierte en política pública» (R. MacIver, The Web of Government, Nueva York 1965, 159-160).
Desde una perspectiva funcionalista, las i. de representación hacen posible un cierto equilibrio entre los extremos de la dispersión excesiva y de la concentración de poder (cfr. H. Lasswell-A. Kaplan, Power and Society. A Framework for Political Inquiry, New Haven-Londres 1963, 161-169).
El principio de la separación de poderes, integrado en las constituciones democráticas y recogido en la Declaración de los derechos del hombre (art. 16), postula la división funcional en los órganos de gobierno. A tenor de este principio se distinguen la función legislativa, consistente en la elaboración de las leyes por el Parlamento; la función ejecutiva, o aplicación de las leyes por el Gobierno; y la función jurisdiccional, cuyo objeto es dirimir los litigios derivados de la aplicación de la ley. La concepción filosófico-jurídica de la separación de los tres poderes, cuyos expositores fundamentales han sido Locke (v.) y Montesquieu (v.), se propone como objetivo el debilitamiento de los gobernantes, haciendo que se limiten recíprocamente. Ello comporta, subraya Duverger: «l) la separación del Parlamento frente al Gobierno, que afecta a los gobernantes en el sentido amplio del término, y 2) la separación de las jurisdicciones con relación a estos gobernantes, que permite su control por jueces independientes» (o. c. en bibl. 178). La crítica moderna destaca, frente a la formulación clásica del sistema constitucional de frenos y contrapesos (separación de poderes) el papel pluralista de grupos cuyos intereses se neutralizan socialmente (W. Kornhauser, The Politics of Mass Society, Glencoe, Illinois, 1959, 130).
El principio de legalidad (v.), último de los soportes de la estructura institucional democrática, implica el sometimiento de las decisiones del ejecutivo (actos gubernamentales y de la Administración) a las leyes, la jerarquización de las normas y, eventualmente, el recurso a la constitucionalidad de toda ley.
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